miércoles, 2 de mayo de 2012

INTRODUCCION


Honduras y Centroamérica se encuentran actualmente sumidos en un acelerado crecimiento de violencia y criminalidad,  atribuyéndole estas situaciones al elevado nivel de pobreza de nuestros pueblos, que ha desencadenado la expansión del crimen organizado, trafico de drogas, armas y personas hacia los Estados Unidos, maras y pandillas, entre otros problemas sociales que abaten a la sociedad hondureña y centroamericana. 

Actualmente, la niñez y juventud hondureña viven en un contexto de marginalidad, exclusión social y violencia, que los afecta directamente. La situación descrita, permite establecer que el Estado tiene en abandono a la niñez y especialmente, a la juventud hondureña. Estas poblaciones no son consideradas por el estado hondureño como una prioridad para el desarrollo humano, según lo demuestran las carencias materiales, afectivas y sociales, así como la violencia de la cual son las principales víctimas.

El fenómeno de las pandillas juveniles se agrava por los vínculos con el crimen organizado o al transformarse en bandas delictivas. Sin embargo, se tienen otras formas de grupos juveniles, que no deben confundirse ni relacionarse con éstas, como las barras deportivas, los grupos de pares violentos en los centros educativos y los grupos de sub culturas. Estos grupos son relevantes y aún se está a tiempo de intervenir de forma preventiva y es aquí donde entra el trabajo del Orientador y Consejero Educativo.




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